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En mayor o menor medida, el riesgo de enfrentar dificultades a la hora de honrar tus compromisos financieros siempre está presente. Si tuviste alguna situación difícil que te colocó en esta posición y tu préstamo entró al estatus de legal o castigado, incluso si ya lograste saldar hasta el último centavo, hay un recorrido importante que debes hacer para restaurar no solo tu perfil como dedudor/a, sino tu tranquilidad financiera en general.

 Lo primero es enorgullecerte y aplaudir tu logro, pues son muchos los que se rinden y se resignan a vivir estresados por razones económicas y excluídos del sistema financiero formal.

Pero no te quedes en celebrar el final de la deuda. Es momento de reforzar el cuidado de tu salud financiera y abrir las puertas que se cerraron, de modo que puedas recomponer tu perfil y vivir, en general, con mayor tranquilidad.

Aprendizajes y oportunidades de mejora

Inicialmente, será clave responder preguntas como estas: ¿Qué falló? ¿Te habías preparado adecuadamente para incurrir en el crédito? ¿Por qué perdiste el control de tus finanzas hasta el punto de dejar de pagar tu deuda? ¿Hubo razones de fuerza mayor? ¿La crisis era prevenible?

Pero más importante será resolver esta: ¿Qué puedes hacer para reducir al mínimo la posibilidad de que aquella situación o una similar vuelva a presentarse?

Tómate tu tiempo para pensar. Al final de la sesión, posiblemente te parezca que una fórmula sencilla en tu orden financiero pudo haberte evitado muchos dolores de cabeza, pero así son las finanzas: con mucha frecuencia es la propia experiencia la que nos guía y nos motiva a hacer las transformaciones necesarias para gestionar mejor el bolsillo. Por eso es preciso hacer este ejercicio de manera sensata y sincera, incluso si implica aceptar realidades dolorosas asociadas a nuestro comportamiento con respecto al dinero. De lo contrario, será inútil.

Planificación

Hacer este análisis y explicarnos los eventos pasados tiene importancia principalmente en la medida en que nos ayude a evitar los mismos errores o asumir los mismos riesgos a futuro.  A partir de los hallazgos que resulten del paso anterior, será más fácil determinar cuáles medidas hay que implementar para reparar las fugas de tu bolsillo y corregir comportamientos financieros nocivos.

Para muchos los cambios estarán asociados a la necesidad de establecer herramientas básicas de administración de las finanzas, como un presupuesto, un fondo de ahorro o un mecanismo de alerta certero que indique cuál es el límite de endeudamiento sano.

Sin embargo, las soluciones también pueden implicar escarbar en terrenos más profundos, como la forma en que nos relacionamos con el dinero. Estos son procesos mucho más complicados. Eventualmente podría requerirse apoyo de un profesional de la conducta para poder superar los escollos. Una vez tengas claro dónde está tu gran oportunidad de mejorar, podrás diseñar tu ruta hacia la salud financiera.

Ejecución

Cuando elabores tu plan de acción ten en cuenta que las buenas intenciones podrían quedarse en solo eso si no eres realista en tus metas y disciplinado/a en tu día a día. Empieza paso a paso, aunque sepas que este es un proyecto que puede durar toda la vida.

Las metas deben ser concretas y medibles, de modo que puedas saber cómo va la ejecución del plan en todo momento.

Lo positivo es que los frutos se pueden ver en cuanto empezamos a organizarnos, pues la planificación adecuada nos da más tranquilidad y reduce, por lo tanto, la incertidumbe.

Reescribe tu historial crediticio

Incluso si la experiencia que tuviste te marcó tanto que decidiste no volver a recurrir a un préstamo, será sabio reconstruir un historial que permita restaurar tu perfil, pues esto incide en otros aspectos de tu vida financiera. Por ejemplo, aunque es una práctica ilegal, aún es posible que un empleador consulte tu información crediticia cuando esté decidiendo si contratarte o no.  

Ciertamente, el crédito que te dio problemas debió afectar tu historial y tu calificación de crédito. La huella es real, pero puede corregirse. Evitar las moras en el pago de tus servicios y otros productos de crédito, si los tienes, es el antídoto más efectivo.

En este proceso debes ser paciente, pues la “mancha” permanecerá en tu historial por 48 meses (4 años) a partir del último pago que le hiciste al préstamo en cuestión, conforme al artículo 64 de la Ley 172-13, que ordena que las Sociedades de Información Crediticia retirar tu información del historial transcurrido este periodo. En caso de que tus dificultades con el pago de tus deudas permanezcan registradas al cumplimiento del plazo, puedes solicitar su eliminación sin costo alguno. Es un proceso simple, que se limita al llenado de un formulario. No se necesita contratar un servicio especializado para hacerlo.

Si pagaste la totalidad de un crédito que haya estado en estatus legal o incobrable, la entidad financiera deberá reportar a la Sociedad de Información Crediticia (SIC) las informaciones concernientes a la cancelación de dicho crédito, de tal modo que se retiren del historial de tu crédito las leyendas “Legal” o “Incobrable”, pese a que tu puntaje de crédito se pueda ver afectado.

No olvides pedirle a tu banco la carta de saldo del préstamo y revisa tu información crediticia con cierta frecuencia para asegurarte de que está actualizada.  Resguárdala y utilízala en caso de que tu entidad no haya actualizado tu información en los burós de crédito.

No es recomendable que solicites nuevos préstamos por un tiempo prudente, sobre todo hasta que te asegures que has identificado y corregido las causas que te empujaron al incumplimiento. Es un proceso de reflexión que toma tiempo y que no debes tomar a la ligera, pues las probabilidades de que reincidas pueden ser elevadas.

Sé prudente con tus tarjetas o líneas de crédito. Mantenerlos tiene sus ventajas, pues sirven para que le demuestres a los acreedores que estás cumpliendo con los pagos puntual y totalmente. Sin embargo, si crees que tienes dificultades para controlar tu nivel de endeudamiento y que puedes volver a fallar, contempla la posibilidad de dejar de usar estos productos.

Si ya te sientes listo/a para la contratación de productos de deuda, una buena alternativa podría ser la adquisición de una tarjeta de crédito de un monto relativamente bajo, respaldada con ahorros como garantía. Úsala responsablemente, evitando consumos innecesarios y saldando el balance total antes de la fecha de pago. De esta forma, tu historial reflejará tu manejo satisfactorio.

No menosprecies los beneficios de compartir tu experiencia con alguien de confianza que te acompañe en este proceso, sobre todo advirtiendo a tiempo las señales de un manejo inadecuado de tus deudas.

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